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Mariana

Cuando la conocí entendí por qué Marcos le confía tantas cosas. Es una muchacha linda y muy entretenida. Hasta donde sé, por ella y no por mi mejor amigo, se conocieron gracias a Tinder. Tienen cuento, ella se ve tragada, él no tanto.

Mariana es quien surte a Marcos de toda la droga que consumimos, ahora también a mí, pero lo hace a través de él, creo que todavía no confía en que mis intenciones son buenas, en que no soy un “gomelo” más, como nos llama por ser de universidad privada.

Nadie sabe de dónde viene, solo que es la mayor, pero no por mucho: tiene 21 años. Y que se consigue la mejor mercancía de Cali, a un buen precio. Con ese contexto se entiende que tal vez no ha tenido los mismos lujos que nosotros sí hemos disfrutado, pero no deja de ser un misterio.

A Marcos no le gusta que pregunte por ella, una vez lo hice, me ignoró tres veces, a la cuarta me respondió: “¿Es que te gusta mi mejor amiga o qué? Con ella no, Aron”. No me enojé porque tenía un poco de razón, cuando la conocí sentí una especie de lazo que no había sentido antes, no fue la emoción que describí ya con Olivia, sino un tipo de cosquilleo en la panza, como de nervios, acompañado de un calor que me hacía sentir abrigado.

Cuando hablamos lo que ya estaba bien, mejoró, la conversación fluía, era chistosa y medio torpe, cosa que me parecía tierna y sexy al tiempo. A veces eso es el amor también, contradicciones que, aunque parecen problemáticas son en verdad complementarias y hacen de todo algo más mágico.

Ella es morena, de ojos grandes y de una sonrisa hermosa. Tiene la fogosidad de Abigail, sin la necesidad de ser explícita o vulgar y tiene el lado tierno de Olivia sin llegar a ser demasiado niña o aburrida. Es lo mejor de las dos. Pero no puedo, con ella no, como dijo Marcos.

Mi amigo la quiere mucho y yo valoro eso. Nadie ha sido tan cercano a él, ni siquiera yo.

Me gustaría ayudarla, no sé qué pasa en su vida, no sé que espera de todos nosotros, no sé qué le molesta de su familia, no sé nada de ella y Olivia la odia, nunca me había celado con nadie más que con Mariana. En parte también es porque no le cae bien Marcos.

A Mariana la veo ya solo en rumbas, otra razón por la que no me las pierdo, soy incapaz de intentar algo con ella, pero esa sensación de cosquilleo con calor que se torna en calma cuando hablamos es adictiva, aunque sea solo por un segundo de eso dejo cualquier cosa. Nunca mi amistad con Marcos, eso no.

Las relaciones son muy complejas, ella lo sabe. Lo dice todo el tiempo mientras observa a mi amigo. Se nota que lo quiere, se nota que son compatibles, no le puedo quitar eso a nadie. Seguramente sentiré lo mismo por otra persona después, o tal vez no. Me atrevería a decir que eso es la complicidad, pero ¿no debería sentirse entonces en ambas direcciones? Si fuera así, ella también se acercaría, pero no lo hace.

Mientras tanto sigo entonces consiguiendo las cosas en diferentes personas, mi papá lo llama ser práctico yo lo llamo ser hipócrita, sé que está mal, que es egoísta de mi parte, que ambas quieren todo, pero ¿y si no soy de estar solo con una persona? No sé qué hacer.

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Ya conociste a Aron. Continúa con los podcast.
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